sábado, 9 de abril de 2011

Poesía después de 1939 (II)

La diferencia entre una "poesía arraigada" y una "desarraigada" fue planteada por Dámaso Alonso para definir las corrientes poéticas tras la guerra civil. No tuvo en cuenta, sin embargo, otros dos movimientos: el del Grupo Cántico, que antes citaba, y el Postismo.

La Wikipedia define el Postismo de esta manera:

El postismo es un movimiento marginal —que no grupo—, cuyo nombre es la contracción de postsurrealismo (como puede leerse en el Segundo manifiesto, aparecido en La Estafeta Literaria, número especial de 1946 y firmado por Eduardo Chicharro Briones, Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi), pero que en un principio quiso significar "el ismo que viene tras todos los ismos"; con esta denominación querían decir que este movimiento venía a ser la síntesis de todas las vanguardias literarias precedentes.

(La Estafeta Literaria era la revista literaria del Ateneo de Madrid.)

Fue el único movimiento poético, muy minoritario, que continuó la efervescencia de las Vanguardias; aparte de los movimientos vanguardistas, en la literatura española encontraron inspiración en el Barroco, en Valle-Inclán y en Ramón Gómez de la Serna.

De estos autores podemos destacar a Carlos Edmundo de Ory. Nacido en Cádiz (1923), se trasladó a Madrid en 1942; a partir de 1955 vivirá en Francia.  Muere el 11 de noviembre de 2010.

Una buena introducción a su poesía es la antología Metanoia, elaborada por Rafael de Cózar (1978). El título corresponde a una palabra griega de la retórica, traducida por “conversión” o "corrección": supone un cambio de enfoque, en el cual se vuelve sobre lo dicho, reduciendo su intensidad, o bien expandiéndola.

La etimología de la palabra incluye el prefijo "meta" (más allá de) y un lexema que expresa la mente y el conocimiento (cfr., por ejemplo, con "gnosis"); hace referencia a una anagnórisis (es decir: a la súbita comprensión de lo que ocurre), a la noción central de catarsis, de transformación ligada a una expansión del conocimiento.

Una poesía de Carlos Edmundo de Ory:

Hipérbole del amoroso

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos.
Te amo tanto que hablo con los árboles.
Te amo tanto que como ruiseñores.
Te amo tanto que lloro joyas de oro.
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas.
Te amo tanto que me olvido del mar.
Te amo tanto que las arañas me sonríen.
Te amo tanto que soy una jirafa.
Te amo tanto que a Dios telefoneo.
Te amo tanto que acabo de nacer.


 Más poemas de Carlos Edmundo de Ory aquí.

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